¡La Libertad!

Este blog está creado para los libres pensamientos, sin prejuicios, sin qué dirán... Pretendo sacar las reflexiones más internas de cada uno, no necesita una literatura perfecta, sólo verdades sobre sentimientos y pensamientos que nos rondan la cabeza y no vemos el momento ni el lugar para expresarlos. Un pequeño homenaje para los que amamos la libertad y para todos los que han luchado para que nosotros la disfrutemos.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Ansiedad

Una llamada, una presencia, una alteración de la rutina… cualquier cosa inesperada me provoca esta ansiedad.
Ansiedad por no llegar, ansiedad por no ser objetiva; y se potencian mis sentidos.
Te oigo más fuerte, me molesta.
No me quites mi espacio, lo necesito para mantenerme estable. Lo veo todo agigantado, como lo vería una hormiga en el centro de Manhatan, parece como si el suelo se fuera a abrir, al estilo del Mar Rojo para Moisés.
Entonces mi corazón se acelera, y aún no te he visto amor. Es una taquicardia muy distinta.
Tengo miedo, casi rozo el pánico. Un sudor frío expulso por mis poros sin control alguno.
Son tantas las ganas de acurrucarme en cualquier rincón que miro al suelo con las mismas ganas como si mirase un colchón de lo Mónaco el día de resaca.
Se me acerca gente con interés…
-¿Qué te pasa? ¿Te encuentras bien? Vamos, te acompaño a dar una vuelta.
- No, por favor, déjame sola (en mi interior quiero decir muchas más cosas: dejadme, tengo q concentrarme y dejar mi mente a cero; gracias por vuestro interés, de verdad que lo agradezco… pero déjadme sola, ya sé cómo solucionarlo, aunque los minutos se me pasen como horas). Demasiado lo que quiero contar si quiero despejar mi mente.
Entonces es cuando intentan despejarme con conversaciones distintas, sé que lo hacen para que no piense en que estoy mal, pero la ansiedad ya me ha corroído y llego a perder el control. Es cuando grito ¡Dejadme en paz! A todos los sentimientos al principio descritos se le suma la culpabilidad de haber podido ofender al que me quería ayudar. Cada vez es más insostenible la situación.
Pero ha funcionado, me he quedado sola. Y es entonces cuando encuentro mi calma. Recupero las fuerzas justas para encontrar una salida, un sitio que me despeje, y entonces ya puedo respirar. Cojo una bocanada de aire y comienzo a llorar.
A llorar por no sentirme una persona normal, por no tener la libertad que tanto me gusta, por depender de muchos factores el hacer cosas que me encantarían, por haber ofendido a la gente que me pretendía ayudar y no haber sido capaz de explicar lo que antes escribí entre unos paréntesis que significan que nunca lo dije.
Tras el llanto me siento liberada y empiezo de cero.