¡La Libertad!

Este blog está creado para los libres pensamientos, sin prejuicios, sin qué dirán... Pretendo sacar las reflexiones más internas de cada uno, no necesita una literatura perfecta, sólo verdades sobre sentimientos y pensamientos que nos rondan la cabeza y no vemos el momento ni el lugar para expresarlos. Un pequeño homenaje para los que amamos la libertad y para todos los que han luchado para que nosotros la disfrutemos.

miércoles, 23 de abril de 2008

El arte o desastre de hablar


Esta mañana he estado pensando en un comentario de una amiga mía: "Silvia, padeces de incontinencia verbal" a lo que siguió un buen rato de carcajadas de los presentes, incluida una servidora.
Creo que la conversación es un arte que cuidamos muy poco, demasiado poco para lo que realmente merece.
Si pensamos en la diferencia esencial entre el ser humano y otros animales (digo otros porque creo que somos muy animales) es precisamente la capacidad para desarrollar la comunicación, el lenguaje. Más aún si pensamos en la literatura y la belleza de componer, tanto relatos, novelas, poesías como canciones.
El principal objetivo es transmitir, en su amplio sentido de la palabra.
Pero no hay que irse tan lejos. En nuestro día a día, el conversar, dialogar, ya sea por necesidad o por placer de intercambiar pareceres, deberíamos cuidar más lo que dejamos que se escape de nuestros labios. Puede parecer sencillo, pero hay varios tipos de dialogantes o conversadores muy distintos.
Por qué no recordar a esa persona, que nos cansa hasta la saciedad. De la que no oimos otra cosa que un zafarrancho de palabras sin ningún interés y que se sujetan a alguna coletilla que chirría nuestros oidos: "¿me entiendes?" "es un decir" "ambos dos" o cualquier otra construcción léxica que repiten sin más motivo que el de rellenar un vacío, un silencio... ¡¡¡¡Bendito silencio!!!!
A aquél que no habla, murmura, habla para el cuello de su camisa. Este personaje es curioso. En su afán de no aburrir con todo el movimiento de pensamientos que le aturrullan la mente, suelta al aire justo lo que está pensando en ese momento, como si el resto de la humanidad supiéramos donde encajarlo. Sin una introdución al tema, sin un porqué. ¿Qué hacemos nosotros con esta información que se nos da? ¡¡como el que escribe un libro sin encabezado ni desenlace!! Con este personaje todos nos hemos sentido identificados muchas veces, además se lo dedico a quien ya sabes. La verdad que por lo menos tiene solución: alguien te da el toque de alarma y puedes inmediatamente hacer la construcción certera de la narración a la que hacías referencia entre murmuros.
Están los que rezan, ¡éste va por ti mamá! no sólo quiere protestar, quiere protestar y rechistar sin que el interlocutor tenga la oportunidad de rebatirle... ¿cómo lo va a hacer si no ha entendido nada de lo que ha dicho? Eso sí, sabe perfectamente que la persona que reza tiene un gran enfado.
Están los que por no decepcionar al resto del grupo, o por miedo a que se descubra su desconocimiento o habilidad de manejo de este arte, prefiere no opinar, ni siquiera poner una guinda. Como mucho, mirará a sus contertulios, identificará sus caras de acuerdo o desacuerdo con el tema, y se unirá a la mayoría. Un poco triste, pero te saca de algún apuro.
Por último no olvidemos a esa persona interesante. Aquella que observa mucho y habla poco. Con el tiempo he descubierto que la gran mayoría de ellos, a los que yo identificaba de seres misteriosos no son más que cobardes y algo necios. Como suelo decir, a veces nos llama la atención y nos parece atractivo el que calla, cuando en realidad, simplemente no tiene nada que aportar.
La cosa es que yo ¡por hablar cualquier cosa! Menudos emberenjenales me he metido por culpa de mi incontinencia verbal, pero igualmente, ¡qué placeres me ha brindado! ¿Sabes ese momento, en el que después de una ardua batalla verbal, donde hacías malabares con las palabras, donde la gramática te ha ayudado a exponer con claridad tus opiniones, te ves vencedor del debate? No vencedor por decir la única verdad (de la cual a veces dudo de su existencia), vencedor por exponer de manera brillante ni más ni menos que lo que querías transmitir.
Ese es el arte del lenguaje, ni divagar, ni tener prisa. Lo más brillante es que tus palabras describan fielmente los sentimientos y pensamientos que querías exponer.
Aún así, escribo esto, con el temor de que mi habilidad de habladora se transforme o, peor aún, siempre haya sido identificable con el personaje cansino del principio.
Es bueno tener dudas, para así intentar limar nuestros defectos.
Y ya pongo punto y final a este tema; pues, como es sabido, quien calla otorga... ¿o no?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esta muy interesante este apartado,en el cual ,se describe las distintas formas en las cuales nos expresamos.
Es cierto como comentas, que a veces según la entonación, o bien el uso de vocabulario , es esencial , para que prestemos antención de lo que nos estan transmitiendo...., algunas veces dejamos de prestar atención porque nos aburrimos, nos adormecemos, y estamos deseando que nuestro emisor cambie de tema.Me gusta mucho este apartado.
Besos guapii